domingo, 12 de julio de 2009

Trabajo Final (extracto)

“Reproducción del ‘machismo’ en el contexto doméstico de cuatro familias del Sur de Chile:
Una explicación desde la Endoculturación


Integrantes

Constanza Correa
Sebastian Miranda
Nathalie Peret
Augusto Radován


Resumen

El siguiente caso-estudio se enmarca dentro del tópico central de “Poder y Autoridad Política”, abarcando la temática sobre “El machismo y las luchas femeninas por sus derechos”, enfocándonos particularmente en la asimilación y reproducción del “machismo” como proceso de endoculturación. Es por esto que articularemos la teoría antropológica junto con el trabajo empírico, focalizando nuestra mirada etnográfica hacia la observación de prácticas “machistas” dentro de los contextos domésticos en nuestros cuatro núcleos familiares.

Marco Teórico/Metodológico

La realidad del “machismo” está inmersa dentro del paradigma base de nuestra sociedad actuando casi de manera invisible, tanto así que no cuestionamos nuestro actuar, lo asimilamos y reproducimos inconcientemente. La mayoría de estos patrones conductuales pasan por el proceso que en Antropología denominamos Endoculturación, pautas que se asimilan y reproducen provenientes primeramente desde el hogar, fundador de principios valóricos y de nuestra idiosincrasia, pasando por la etapa de la escolaridad, para que posteriormente este proceso sea reforzado por interacciones en la vida social de cada individuo. Según Marvin Harris la Endoculturación es una experiencia de aprendizaje parcialmente consciente y parcialmente inconsciente a través de la cual la generación de más edad incita, induce y obliga a la generación más joven a adoptar los modos de pensar y comportarse tradicionales. Es así como la mujer, en cuanto “víctima” de estos modelos patriarcales, es también parte de los procesos sociales que los validan, los reproducen, resignifican e incluso justifican. Sin embargo, es también la mujer la que ha generado respuestas sociales, políticas y culturales a estas estructuras y modelos aparentemente estáticos y determinantes de la vida social.
La lógica del machismo que aquí intentamos develar va aparejada indisolublemente al concepto de poder, el cual hemos extraído desde autores como Michel Focault y Pierre Bordieu, entendido como normas de dominación que se manifiestan explicita e implícitamente. El poder del “machismo” dentro del núcleo familiar, entendido en palabras de R. Fox como el reclutamiento del hombre hacia la unidad básica (madre e hijo), impera de manera conciente e inconciente. Es aquí donde pudimos constatar a través de nuestra observación, una distinción de labores a partir de la diferenciación de géneros, la que genera relaciones asimétricas dentro del contexto familiar/doméstico. Esta distinción de género fue analizada desde diversas perspectivas que integran la biología, psicología e historia, tomando como referentes teóricas a Marta Lamas, Verena Stolcke y Simone de Bouvier, quienes proporcionan una explicación acerca del por qué de esta diferenciación, explicando cómo la mujer está condicionada por su propio cuerpo asumido desde su especie en el sentido de la reproducción (menstruación, embarazo, lactancia), mientras que el hombre se presenta como dueño de su cuerpo, lo que le hace sentir mayor dependencia de sí mismo.
La distinción de roles se relaciona íntimamente con esta diferenciación de género, la cual ha sido tomada principalmente desde Lucy Mair, quien alude a las expectativas de rol, las cuales proporcionan un status dentro de la sociedad. Acá las labores esperadas y labores realizadas cobran un sentido dentro del contexto doméstico de nuestra observación, otorgando la denominación de “mujer ideal” a las funciones realizadas correctamente dentro de este espacio. El autor A. Radcliffe-Brown define a la función como una disposición ordenada de partes, donde se organiza la vida social, en este caso dentro de las estructuras en la vida cotidiana, involucrando al individuo como un elemento dentro de ella.

La técnica metodológica utilizada fue principalmente el método etnográfico, siendo la observación directa y participante nuestra principal herramienta en la obtención de datos, así como también la entrevista semi-estructurada, utilizada hacia algunos de los integrantes de cada familia. El método autobiográfico fue de gran utilidad, ya que nos permitió generar una mirada retrospectiva sobre sucesos y experiencias vividas en cada uno de nuestros contextos familiares; las situaciones mundanas pasaron de ser desapercibidas a ser cuestionadas a través del proceso de extrañamiento aplicado por cada uno de los etnógrafas/os.

Trazado de Objetivos

Objetivo General
• Analizar teórica y empíricamente el proceso de endoculturación del "machismo" como una práctica asociada al poder y la autoridad política en el seno familiar, identificando las pautas de reproducción del “machismo” en el contexto de cuatro familias del sur de Chile.

Objetivos Específicos
• Explicar el proceso de endoculturación en la mujer y la distinción de género a través de la teoría antropológica, integrando otras perspectivas disciplinarias como la biología, la psicología y la historia.

• Distinguir a partir de un ejercicio autoreflexivo, las expresiones y manifestaciones identitarias del “machismo” en nuestro entorno familiar.

• Identificar pautas culturales que den cuenta de la asimilación y reproducción del “machismo” en las situaciones de orden doméstico, así como también los roles esperados y realizados dentro de cada núcleo familiar observado.

• Comprender la temática de poder y autoridad política en relación con la enseñanza y aprendizaje de patrones “machistas” dentro del contexto doméstico, caracterizando a éste como un complejo sociocultural que se ve presente desde el hogar hacia la vida en sociedad.

Exposición de Datos

Nuestra observación etnográfica se basó en la siguiente matriz de análisis:

• Relaciones intrafamiliares (deberes, derechos, estatus, roles).
• Proceso de Endoculturación.
• Manifestaciones y expresiones de tipo “machista”.
• Distribución de labores domésticas (labor realizada/labor esperada).
• Poder y mandato dentro de la familia.
• Prototipo “Mujer ideal”.
• Juegos, hobbies y prácticas deportivas alusivas a la distinción de género.


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Análisis e Interpretación de los datos


Explicitación de Hipótesis

Nuestra hipótesis abarca al “machismo” como una expresión de poder, causante de la desigualdad de género, transmitido de una generación a otra por medio de la endoculturación, esencialmente desde la familia y visualizado específicamente en el contexto doméstico.
El “machismo” como expresión de poder y autoridad dominante, en este caso, dentro del contexto doméstico, se entiende esencialmente como lo que reprime, utilizando su mando como herramienta de subordinación hacia la mujer. Este poder es practicado de manera fáctica para un determinado fin (consiente e inconsciente), que en este caso sería el dominio de un sexo sobre otro, a través de la creación cultural del género masculino por sobre el femenino.
Podemos entender la naturaleza del poder según Foucault, quien considera a éste, no como transmisible si no como utilizable, donde la transmisión de patrones culturales machistas carecen de un poder intrínseco, acompañando estas pautas las cuales ya establecidas son expresadas con normalidad. Un contexto en el cual se pueden observar estos patrones culturales es el contexto doméstico, donde se reproducen las pautas adquiridas de generación en generación, las cuales se traslucen de manera natural, sin la coerción provocada por la sociedad, si no más bien como una coerción del mismo núcleo de iniciación a la vida social.
Modelo de análisis

Los datos recopilados serán analizados en una primera etapa, donde dentro de cada familia se reconocerá una caracterización general respecto a patrones de endoculturación del “machismo” y poder. En una segunda etapa se identificarán las regularidades explícitas observables en las cuatro familias. El siguiente paso, consiste en la identificación de singularidades advertidas dentro de los contextos.
El análisis consiguiente comprenderá una contrastación de mujer ideal con lo observado en la realidad de cada núcleo familiar enfocado específicamente en la madre. En una quinta etapa se identificarán manifestaciones que expresen un estatus de poder constante, luego se identificarán las pautas culturales que den cuenta de la asimilación y reproducción del “machismo” en las situaciones de orden doméstico. Por último se realizara un análisis con respecto a los roles esperados y realizados dentro de cada núcleo familiar observado.

Hallazgos/Conclusiones
de cada familia

Familia 1
Lo que caracteriza una formación de dos generaciones sin la presencia de un padre, es un proceso de endoculturación con bases en la igualdad de género, situado tanto en las características ideacionales como empíricas en un contexto doméstico, dentro del cual el rol de la madre es fundamental en el proceso educativo, ejerciendo su calidad de padre-madre, ejemplificando la capacidad de realizar labores culturalmente específicas tanto masculinas como femeninas, lo cual recae en el comportamiento de su prole que observando ésto, adquiere la noción, en gran parte sus pensamientos y acciones en igualdad de género, sin antes siquiera concebir en o que estaban involucrados. Desde esta particularidad se podría inferir en el hecho que desde dos generaciones no exista una figura paterna puede ir produciendo la pérdida de patrones culturales de carácter “machista”, tanto en hombres como mujeres.

Familia 2
Un fenómeno que vale la pena destacar en esta familia es como las distintas apreciaciones sobre los roles y el estatus de la mujer en la sociedad es dinámico en la historia; la visión de antaño de una mujer que realiza con exclusividad actividades domésticas será suplantada por una nueva imagen, aquella que sale al mundo en busca de perfeccionamiento y nuevas posibilidades. Será necesario entonces a fin de evitar consecuencias negativas una revalorización en el rol de la mujer como madre y esposa, entendiendo el cambio que este a tenido, promoviendo así el rol del hombre como padre, apuntando con esto a como las obligaciones familiares y del hogar deben ser compartidas, puesto que la familia sigue siendo la unidad básica de nuestra sociedad y en esta estará la formación valórica individual del sujeto.

Familia 3
A partir de la observación participante en esta familia, cabe destacar dos factores ampliamente visibles; por una parte la endoculturación de patrones “machistas” se manifiestan desde dos generaciones, manteniendo la reproducción y continuación de éstos, distinguiéndose en las labores y funciones dentro del hogar, así como también en el poder y voz de mando en un sentido asimétrico de género. Cabe destacar también el cambio que produjo la separación de este matrimonio, ya que a partir de esta experiencia, el constituir una nueva familia en la cual la madre cumple variados roles y está en la cima del núcleo, le proporcionó a ella un carácter de estatus mayor, lo cual le acomoda y hace sentir con mucha más libertad y poder de decisión.

Familia 4
De este análisis podemos dilucidar que mas allá de las diferencias biológicas que hay entre hombres y mujeres, las que adjudicarían mayores capacidades y ventaja a un género para cierto tipo de actividades sociales, existe un factor que trasciende esas condiciones materiales (relacionadas con lo corpóreo) y que se encuentra en la cultura, en el cual este proceso de endoculturación nos modela como seres sociales y nos inserta esquemas mentales de comportamiento. Desde esa base podemos lograr crear un conocimiento más renovado de los mecanismos explayados anteriormente en el ejemplo de la familia. Sus roles dentro de la casa estaban determinados por los procesos de endoculturación que cada uno vivió a temprana edad y que se mantuvieron después a lo largo del tiempo.

Hallazgos según
Conceptos claves

Endoculturación y expresiones del “machismo”

De acuerdo a las etnografías realizadas, podemos identificar características especificas tanto conductuales como ideacionales que visualizan una asimilación y/o reproducción del machismo. Es así como dentro de la “familia 1” se da el caso de la relación hombre y fuego, que se caracteriza por la acción de cortar leña para luego prender fuego con el fin de generar calor en el hogar, lo cual solo es efectuado por los varones de la casa, generando una dependencia entre géneros. Ésto cambia al momento de no existir la presencia de “D” y “E”, “C” se ve obligada a realizar esta labor por la necesidad de calor. Algo similar ocurre en la familia 3 en la cual al igual que la familia 1 ocurre una dependencia frente a labores domésticas relacionadas con la fuerza, en este caso en particular es en la realización de las compras específicamente en la carga de estas, si bien podemos entender desde nuestra cultura que estas son practicas racionales que se realizan a diario no podemos desvincularlas a una dependencia.
Un proceso de endoculturación de pautas “machistas” por parte de la madre hacia la hija se puede advertir en las familias 3 y 4, donde las madres se comportan de manera similar hacia las hijas, enseñando comportamientos “socialmente correctos”. La madre le dice a su hija de cómo comportarse frente a los hombres, realizando correcciones en las formas de hablar o aludiendo a conductas donde argumenta que “es una actitud poco femenina”.

Tipo ideal de mujer

Según el concepto de mujer ideal definido anteriormente, podemos contrastar la realidad observada en las cuatro familias (específicamente en las madres) e identificar similitudes tales como la de criadora y cuidadora de los hijos que se representa en actitudes como la preocupación de suplir las necesidades básicas de los hijos como el abrigo, alimento y cariño representado de diversas maneras en la particularidad de cada núcleo familiar.
Con respecto a las demás características de la mujer ideal las madres de cada familia se alejan de este tipo, lo que se puede deber a la actual multiplicidad de roles que reproducen, interactuando con un medio social que se ha involucrado en el proceso de apertura de posibilidades reivindicando al género femenino.

Poder y mando en el contexto familiar

En este punto hay patrones de carácter mandatario que se distinguen claramente en todas las familias, un claro ejemplo de esta imposición se da cuando en las familias se apela a que “mientras vivas bajo nuestro techo, te riges bajo nuestras reglas”.
Se destaca también que dentro de la familia 3, existe una sola voz quien toma las decisiones y da las órdenes dentro del núcleo; el padre, quien durante el período de matrimonio era quien asumía el mayor estatus dentro de la familia.
En las familias 2 y 4 se observa un poder compartido, en donde hay una distribución equitativa de quien manejas ciertas cosas y quien no, aunque en la familia 2 se visualiza una tendencia en donde la madre es quien adopta el poder dentro del contexto del hogar.

Identificación de regularidades

La distinción de labores domésticas como el cocinar, labor esencialmente adscrita a la mujer, es realizada en tres de las cuatro familias regularmente por todos los miembros de los núcleos familiares, los cuales efectúan esta labor dependiendo de los tiempos que se encuentran en casa. Otras labores que son compartidos las podemos encontrar en la limpieza del baño y de la casa en general, tareas equitativamente distribuidas, lo cual deriva de un funcionamiento múltiple en la vida social de los integrantes de cada familia quienes estudian, trabajan y además realizan actividades extra programáticas, recreativas lo cual genera diversos tiempos de estadía en el hogar, complementándose unos con otros.
Independiente de la equidad de labores expuesta, los roles siempre están definidos en estas familias, de los cuales podemos definir el de padre, madre, esposa, esposo, hijo e hija, los cuales se encuentran identificados en el contexto doméstico, desde donde derivan las expectativas de rol que en general son de los padres a los hijos y viceversa. Podemos ejemplificar algunos tales como que el hijo/a se desempeñe de manera eficiente dentro de lo que es su rol de estudiante, que su desenvolvimiento en la sociedad sea el esperado por ellos, etc. Dentro de lo que involucra desde los hijos/as hacia los padres se puede observar de manera general una expectativa de comprensión hacia todo ámbito de su vida, tanto emocional como ideacional.
En el caso de la familia 1 y 3, se presenta el hecho de una separación de los padres, pero en ambos casos es la madre quien mantiene la tuición de los hijos, lo que provoca un quiebre en el proceso de endoculturación con base machista. Este proceso se ve más marcado en la familia 1, ya que en la familia 3 la separación de los padres ocurre después de 23 años de casados, lo que provoca un cambio drástico en los comportamientos en el quehacer doméstico, lo que derivó en una división equitativa de labores. Esta nueva formación del núcleo sin el padre presente provoca una apertura de visiones en la comprensión en igualdad de género.

Identificación de singularidades

La particularidad que más destaca dentro de nuestras observaciones, es la que se ve reflejada en la familia 3, en donde el “machismo” alcanza un alto nivel de expresión desde quien toma las decisiones, da las órdenes y donde la distinción de género es significativamente desigual, aportando a esta inequidad no sólo el hombre, sino también la mujer, quienes transmiten estas pautas explícitamente a sus hijas/os.

Reflexiones Finales

Las siguientes reflexiones se relacionan directamente con la metodología utilizada, identificando los problemas que se suscitaron en el transcurso de la investigación, así como también los impactos, aprendizajes y dificultades que se presentaron durante el período de observación abarcando un nivel individual y grupal.

Una de las principales reflexiones a destacar dentro de la metodología aplicada en nuestro estudio-caso, fue la que nos otorgó la observación participante, la cual fue utilizada dentro de nuestros contextos familiares, lugar donde se desataron cuestionamientos personales, que posteriormente fueron profundizados y vinculados con la complejidad del trabajo etnográfico. Es por esto que queremos dar énfasis a la importancia que juega el método que la antropología como ciencia social proclama como fundamental.
Gracias al ejercicio de extrañamiento tuvimos la oportunidad de observar nuestro propio entorno sin obviar sensaciones, emociones, recuerdos y experiencias vividas, conservando siempre nuestra mirada científica, la cual se complejiza al adentrarse en aquel mundo lleno de subjetividades. Esta reflexividad que experimenta el etnógrafo arrastra consigo una serie de interrogantes propias del cientista social contemporáneo, el cual se reconoce como sujeto social y científico a la vez.

Algunas dificultades en el proceso de investigación se visualizaron a la hora de hacer las entrevistas, las cuales se hicieron en su mayoría en cada contexto y abarcaron en algún grado una intromisión e incomodidad por parte del entrevistado, comprendiendo así el tema familiar como un asunto de suma delicadeza.
A la hora de analizar los datos obtenidos, se presentó otra dificultad, la cual se relaciona con el primer punto, ya que la investigación en el propio contexto familiar se presenta como problema si se aborda desde un análisis científico, por lo cual el transcribir estos datos, nos enfrentó a un desafío personal y de orden metodológico.
Cabe destacar también que al contrastar a nivel grupal las cuatro etnografías, los criterios a la hora de analizar fueron distintos por cada integrante del grupo, lo cual nos hizo reflexionar acerca del sentido de tolerancia y la capacidad de relativizarse que debe poseer un etnógrafo, en especial a la hora de trabajar en grupo.

El proceso experimentado al trabajar en equipo comenzó como novedoso y percibido como un reto. El trabajar con compañeras/os desconocidas/os generó que cada uno de nosotros pudiese ejercitar sus relaciones sociales, ampliando perspectivas e integrando otras visiones, formas de trabajo, librándonos de prejuicios, lo que generó confianza y nos permitió trabajar siempre equitativamente, en donde también fue de gran relevancia el haber visualizado nuestro aprendizaje y proceso de investigación familiar compartido en equipo y comprendido desde la Antropología.

Bibliografía

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